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lunes, 21 de noviembre de 2011

Padre Miguel A. Pro, Mártir. Mi humilde homenaje para el 23 de Noviembre su fecha de martirio


El Siervo de Dios, Sacerdote Jesuita, Mártir  

Memoria:  23 de Noviembre
Nace: 13 Enero 1891 Zacatecas México - Mártir: 1927. 
Beatificado por Juan Pablo II: 25 Sept. 1988

Desde pequeño fue virtuoso y alegre. Entró en el noviciado jesuita a la edad de 20 años.
Fue exilado durante la revolución mexicana. Ordenado en Bélgica en
1925 a la edad de 36.
Regresó a México en 1926 sabiendo que la iglesia era perseguida y corría grave peligro. Además sufría del estómago. Ejerció un intenso ministerio bajo persecución hasta que en el 1927 fue acusado falsamente de estar involucrado en un atentado contra el dictador. Antes de que lo fusilaran perdonó a los verdugos.  Murió, como muchos otros mártires mexicanos, gritando: "Viva Cristo Rey"

 


A partir del año 1825, el gobierno mexicano estuvo gobernado por hombres anticatólicos que quisieron exterminar la fe del país. Los buenos sacerdotes, religiosas y laicos tuvieron mucho que sufrir.  Algunos murieron mártires, entre ellos nuestro querido y venerable Padre Pro.

¿Quién es el Padre Miguel Pro?

Miguel Agustín Pro nació el 13 de enero de 1891, de una familia acomodada. Su padre era ejecutivo en una pequeña villa minera en el estado de Zacatecas. A pesar de ello, Miguel creció con un corazón sencillo y libre de prejuicios. Lo que más añoraba, cuando niño, era el recorrer las minas para poder compartir con los trabajadores. Desde pequeño se distinguió por un gran sentido del humor. Era un verdadero cómico por naturaleza, lo cual le ayudaría enormemente en su ministerio sacerdotal.
Antes de terminar sus estudios Miguel comenzó a trabajar con su padre en la oficina de la mina. Allí sus talentos naturales se fortificaron y aprendió a hacer muchas cosas ya que captaba con gran facilidad los detalles. Podía, por ejemplo escribir 100 palabras por minuto.
Se hizo amigo de los mineros y pudo captar su modo de hablar y comportarse, que se diferenciaban mucho de los de su propia casa. En este amor a los pobres se ve la mano de Dios, ya que, años más tarde, siendo perseguido por las autoridades, el Padre Pro utilizaría todo lo aprendido en la niñez para defender a Dios y a la Iglesia.
Un talento que Miguel adquirió desde muy temprana edad fue el de caricaturista. Era capaz de captar, de manera exagerada, las peculiaridades en las caras de la gente. También aprendió a tocar la guitarra y el mandolín.
Miguel amaba a su familia, especialmente a sus dos hermanas, las cuales entraron a la vida religiosa. Esto enfureció a Miguel. Viendo cuánto había afectado a Miguel la entrada de sus hermanas al convento, su mamá decidió invitarlo a un retiro. De allí salió Miguel transformado y decidido a ser sacerdote jesuita.
El 11 de agosto de 1911 entró al seminario de El Llano, Michoacán. Tenía veinte años. En esta época contrajo una enfermedad mortal, la cual supo siempre ocultar muy bien detrás de su rostro alegre.
A pesar de sus comedias y gran sentido del humor, Miguel fue un novicio y religioso grandemente observador de la Regla y de sus estudios.

La persecución no detiene su vocación

En una ocasión fue preciso que todos escaparan del seminario debido a la persecución contra la Iglesia. Aquí comienza el capítulo en la vida de Miguel Pro como héroe de la fe y genio en escurrirse de los opresores, para poder cumplir cabalmente su vocación sacerdotal.
El riesgo se convirtió en el estilo de vida de los sacerdotes y religiosos de México, ya que incluso se había prohibido la celebración de la Santa Misa. Muchos fueron encarcelados, torturados y expulsados del país. Muy pronto, Miguel junto con otros seminaristas, recibieron la noticia de que debían marcharse y continuar sus estudios en California. Fue entonces la última vez que Miguel vio a su mamá en este mundo. Después de un tiempo, Miguel y sus compañeros embarcaron para España, en donde estuvieron cinco años.
Fue ordenado sacerdote el 31 de agosto de 1925.

Regreso a una Iglesia de catacumbas

El Padre Pro regresó a un México devastado. El pueblo cristiano resistía los abusos de gobierno; ante lo cual el presidente Calles había decidido gobernar con mano de hierro. Llegó, pues, a la capital, ciudad que se convertiría en su parroquia y, cuyos parroquianos vivirían como en catacumbas, siempre en secreto, en escondite continuo, huyendo de la policía.
Lo primero que hizo fue encontrar a su padre y a sus hermanos. Luego planeó la orientación del terreno y el método de operación. Y, enseguida puso manos a la obra. Implementó cada truco que había aprendido, cada disfraz para poder llevar a Cristo a las almas en medio de la severa persecución. Le era necesario estar en continuas artimañas para lograr evadir a la policía. Organizó Estaciones de Comunión a lo largo de toda la ciudad; estas eran casas donde los fieles venían a recibir al Señor en la Eucaristía. Los primeros viernes, el número de comuniones sobrepasaba los 1,200.
Se celebraban Misas por toda la ciudad antes del amanecer, se apostaban vigilantes por si llegaba la policía, con claves que cambiaban constantemente, etc. Se juntaban los ricos y los pobres en unos cuartos pequeños para adorar al Señor y recibirlo de manos de los sacerdotes. Los que querían confesarse, tenían que llegar a los lugares señalados, antes de la Misa; algunas veces a las 5:30 a.m. Era realmente una Iglesia de catacumbas, como la de los primeros cristianos. Un verdadero testimonio de la fe.
Respecto a la grave enfermedad que padecía el Padre Pro y que incluso lo había llevado a hospitales y casas de convalecencia, le escribe a su Superior Provincial: "Aquí el trabajo es continuo y arduo. Únicamente puedo admirarme del gran Jefe que me permite llevarlo a cabo. ¿Enfermedad? ¿Quejas? ¿Que si me cuido? Ni siquiera tengo tiempo para pensar en semejantes cosas; y a la vez me siento tan bien y tan fuerte, que de no ser por pequeños, pequeñísimos atrasos, bien podría seguir así hasta el fin del mundo... Estoy disponible para cualquier cosa, pero, si no hay objeción, solicitaría el poder quedarme aquí".
En este escrito se nota el gran amor que animaba el corazón del P. Pro: la dependencia de Dios; el olvido propio en medio del dolor físico y del peligro; el celo por el Señor y por su gente; y su obediencia a los superiores, representantes auténticos de la Voluntad Divina para un religioso.
El presidente Calles y la policía trataban de acabar con estas organizaciones secretas. Arrestaban a los católicos practicantes y en especial a sus líderes, los torturaban y mataban.
Ante la persecución, el Padre Pro nunca dejó su ministerio sacerdotal. Se valía de sus dones y, sobre todo, de su profunda fe para continuar valientemente su ministerio. Hacía unas maniobras que desconcertaba a la policía. He aquí algunas.
I) Mientras la policía lo buscaba de casa en casa para matarlo, él, muy campante, estaba en un teatro dictando conferencias espirituales a más de cien muchachas del servicio. Y ninguna de ellas contó a nadie dónde estaba el Padre Pro.
II) Iba el Padre Pro en un taxi y, de pronto se dio cuenta de que la policía lo venía persiguiendo en otro carro. –"Siga usted su viaje, sin detenerse"– dijo al taxista –"que yo me lanzo a la calle". Y así lo hizo. Pero para disimular el porrazo que se daba, echó luego a andar por la calle con caminado de borracho y diciendo palabras sonoras. La policía creyó que era un verdadero borracho y siguió adelante. Sólo unos minutos después se dieron cuenta los agentes de que el tal "borrachito" era el "Padre Pro", y se devolvieron corriendo, pero ya se les había escapado.
III) Un día en plena calle se dio cuenta de que unos policías venían en su busca. Entró entonces a una farmacia y, tomando del brazo a una hermosa señorita, le dijo: "Diga que es mi novia, porque, si no, me echan a la cárcel"–. La señorita aceptó, y la policía al verlo del brazo con una muchacha (él iba vestido de civil) creyó que éste no podía ser el padre que ellos buscaban... Unos momentos después llegó el sargento y al describirle ellos cómo era el "novio", les grito furioso: "¡Pues ese es el cura Pro!". Corrieron a prenderlo, pero ya se les había escapado otra vez.
IV) Estando el Padre Pro en un alto edificio, presidiendo una reunión de muchachos de Acción Católica, cuando menos pensaron, se hallaron con que la policía había rodeado el edificio. El Padre se escondió en un armario en el preciso momento en que entraba al salón el coronel, con dos pistolas en las manos, preguntando por "El Cura Pro". Los muchachos le dijeron que ellos no sabían dónde estaría dicho sacerdote, pero el militar, lleno de furia les gritó: "Tienen un minuto para que me digan dónde está ese padre, o los mato a todos". Mas en ese momento sintió que le colocaban un cañón frío en la nuca. Era el Padre Pro, que había salido del armario.
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El Padre Pro rezando antes de ser fusilado. Dice: "Señor, tú sabes que soy inocente. Perdono de corazón a mis enemigos".
El Padre Pro fusilado
El padre Pro, momentos antes de ser fusilado, extendió sus brazos en cruz. Tenía un rosario en una mano y un Crucifijo en la otra. Exclamó: "¡Viva Cristo Rey!".
–"Suelte esas pistolas o muere", le dijo el Padre. El coronel, tembloroso, soltó las pistolas que fueron recogidas por los muchachos. –"Ahora ustedes huyan", gritó Miguel Pro a los jóvenes. Y éstos salieron apresuradamente a esconderse y salir luego por los subterráneos del edificio. Luego el Padre dijo con tono picaresco: "Y usted, señor coronel, vuélvase, para que vea con qué lo puse manos a lo alto y lo desarmé". El coronel dio media vuelta y vio con gran humillación que el cañón frío que había sentido con miedo en la nuca era el pico de una botella vacía. Con una simple botella vacía había desarmado el padrecito a un coronel que llevaba en sus manos pistolas cargadas.

Un mártir mexicano para la Iglesia

El movimiento tenía como líder principal al P. Pro y como lema: "Viva Cristo Rey". Así, en medio de escondites, incertidumbres, luchas, miedo, fe, valentía, dolor..., transcurrió cerca de año y medio. El presidente Calles lo mandó arrestar, acusándolo de haber sido responsable de un complot y de atentados y acciones revolucionarias contra el gobierno, siendo todo ello absolutamente falso.
Al final, para evitar que mataran a varios católicos que tenían presos, el Padre Pro se entregó a la policía,
Lo encarcelaron y le dieron sentencia de muerte. El 23 de noviembre de 1927, camino al lugar de fusilamiento uno de los agentes le preguntó si le perdonaba. El Padre le respondió: "No solo te perdono, sino que te estoy sumamente agradecido".  Le dijeron que expusiera su último deseo.  El Padre Pro dijo: "Yo soy absolutamente ajeno a este asunto... Niego terminantemente haber tenido alguna participación en el complot". "Quiero que me dejen unos momentos para rezar y encomendarme al Señor". Se arrodilló y dijo, entre otras cosas: "Señor, Tú sabes que soy inocente. Perdono de corazón a mis enemigos". 
Antes de recibir la descarga, el P. Pro oró por sus verdugos: "Dios tenga compasión de ustedes"; y, también los bendijo: "Que Dios los bendiga". Extendió los brazos en cruz. Tenía el Rosario en una mano y el Crucifijo en la otra. Exclamó: "¡Viva Cristo Rey!". Esas fueron sus últimas palabras. Enseguida, el tiro de gracia.
Oración: Venerable Padre Pro, que supiste vivir tu vocación en las mas difíciles circunstancias, ayúdanos con tu intercesión a ser católicos valientes y no ceder ante la tentaciones de este mundo. Que nuestra vida, como la tuya, de mucho fruto para gloria de Dios y el bien de las almas.  Amén.
 

miércoles, 3 de agosto de 2011

Vida y milagros de el Beato Román Lysko


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Nació el 14 de agosto de 1914 en Horodok (Lvov). En 1938 se casó con Neonila Huniovska. El 28 de agosto de 1941 fue ordenado sacerdote(*); desarrolló su apostolado en la archieparquía de Lvov. Durante 1944 fue párroco de Belzets.

En 1946, el Gobierno soviético, que había anexado esa parte de Polonia al estallar la segunda guerra mundial, suprimió la Iglesia greco-católica y obligó a sus obispos, sacerdotes y fieles a pasar a la ortodoxia. Los Lysko se refugiaron en su pueblo natal, en Horodok.

Roman seguía ejerciendo su ministerio pastoral sin crearse problemas. Bautizaba en el patio de casa y celebraba bodas en el bosque, decía misa en los pueblos, en las casas de los fieles, con las ventanas cerradas, junto a una mesa con vodka para hacer creer que era una fiesta entre amigos, en caso de que irrumpieran los agentes de la NKVD (la policía secreta de Stalin).

Su rechazo a pasarse a la Iglesia ortodoxa le costó la cárcel en Lvov, en la que murió, a la edad de 35 años (1949), por un "paro cardíaco", la causa exacta de su muerte se desconoce, algunos prisioneros testimoniaron que fue golpeado brutalmente por sus carceleros y colocado en una rejilla incandescente. Según otra versión, fue encerrado vivo entre cuatro paredes cerradas con cemento.

(Fuente: catholic.net)

viernes, 22 de julio de 2011

Monseñor Padovese ASESINADO EN ORIENTE MEDIO

VATICANO, 03 Jun. 10 / 09:34 am (ACI)

El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede y de Radio Vaticano, P. Federico Lombardi, expresó su profundo pesar y consternación al conocer la noticia del asesinato, perpetrado hoy en Iskenderum, de Mons. Luigi Padovese, Vicario Apostólico de Anatolia y Presidente de la Conferencia Episcopal de Turquía. La noticia ha sido dada a conocer a la mencionada emisora por parte del Obispo de Esmirna, Mons. Ruggero Franceschini.

Según informa la agencia turca Anadolu, el Prelado fue apuñalado en su casa.

Al respecto, el P. Lombardi señaló que "se trata de una noticia horrible que nos deja profundamente desconcertados y naturalmente muy doloridos. Monseñor Padovese fue una persona con grandes méritos por el testimonio de la vida de la Iglesia en Turquía, por lo tanto en situaciones también difíciles; fue una persona dedicada al Evangelio, valiente".

La muerte de este valiente Obispo, prosigue el sacerdote, trae a la memoria la de otro sacerdote asesinado también en Turquía en 2006, P. Andrea Santoro. El homicidio de Mons. Padovese, continuó, "nos permite ver cómo el testimonio de la Iglesia en ciertas situaciones puede pagarse a precio de sangre. Será necesario comprender mejor las circunstancias o móviles de esta muerte; permanece que es una vida entregada por el Evangelio".

Este lamentable hecho, dice luego el P. Lombaardi, ocurre en "la víspera de un viaje del Papa hacia Oriente Medio. También precisamente para alentar a las comunidades cristianas que viven en esta región, este hecho nos permite entender con mucha profundidad cómo la cuestión de solidaridad de la Iglesia universal, de apoyo para estas comunidades cristianas, es absolutamente urgente, necesaria".

La cadena española COPE señala que Mons. Padovese, de 63 años de edad, estaba muy comprometido en el ecumenismo, en el diálogo con el Islam y en la reanimación de las distintas comunidades cristianas turcas. Originario de Milán, había ingresado en la Orden de los Frailes Capuchinos. Fue ordenado sacerdote en 1973 y ordenado Obispo en 2004.

El Prelado recibió al Papa Benedicto XVI en su viaje a Turquía en 2006. También fue quien presidió los funerales por el P. Andrea Santoro.

Mons. Padovese se preparaba para trasladarse este viernes a Chipre como parte de la delegación de acogida al Santo Padre en su viaje apostólico –del 4 al 6 de junio– a la isla mediterránea, donde entregará el Instrumento de trabajo del Sínodo de los obispos para Oriente Medio que se realizará en octubre en el Vaticano.

BEATOS MÁRTIRES DE SAN JOAQUÍN.




El 25 de abril de 1927 dos sacerdotes y un laico fueron martirizados en el rancho de San Joaquín, población cercana a Lagos de Moreno, Jalisco y se les conoce como los Mártires de San Joaquín.

Imagen

Beato J.Trinidad Rangel.
Beato Andrés Sola.
Beato Loenardo Perez.

martes, 12 de abril de 2011

Mártires de los jesuitas de la UCA de San Salvador Martires de la UCA 16 de noviembre de 1989

 






Amando López
Amando López (53), nace en España, estudia Teología en 
Irlanda y obtiene el doctorado en Ciencias de la Religión en 
Francia. Rector del seminario arquidiocesano de San Salvador, 
donde introduce reformas sustanciales. Más tarde, rector del 
colegio Centroamérica y de la UCA de Managua, en Nicarag
ua. Su carisma es el don de consejo, la alegría, la ternura.
Ignacio Martín-Baró (Nacho)
Ingacio "Nacho" Martí-Baró (47), español, novicio en El Sal
vador y estudiante de Humanidades y Filosofía en E
cuador y Colombia, de Teología en Alemania y Bélgica. 
En la UCA obtiene la licenciatura en Psicología Social y
el doctorado en Estados Unidos. Publica once libros e i
ncontables artículos. Vicerrector académico, maestro d
e psicólogos salvadoreños, vive atento a la problemática 
del pobre, a las consecuencias psicosociales de la violencia, a la religiosidad liberadora.
Ignacio Ellacuría
Ignacio Ellacuria (59), nacido español, salvadoreño 
como sus compañeros de martirio, desde los 19 años, en el 
noviciado de Santa Tecla. Doctor en Filosofía, teólogo, r
ector de la UCA desde hacía diez años. Su rigor i
ntelectual, su claridad en el análisis de la realidad, su 
creatividad para soluciones profundas e inmediatas, lo hacen 
interlocutor obligado de religiosos, intelectuales y políticos y su fama 
trasciende las fronteras centroamericanas. Invitado a 
congresos, conferencias, a recibir premios en el exterior, 
Ellacu", como le dicen, aprovecha toda ocasión para ser 
portavoz de su pueblo clamando justicia.
Joaquín López y López
Joaquín López y López (71), el único salvadoreño nativo. 
Estudia en Estados Unidos y España. Su vida transcurre 
entre el colegio San José y la UCA de los primeros tiempos 
y en los últimos veinte años en "Fe y Alegría". Gracias 
a esta institución cuarenta y ocho mil niños y 
adolescentes, en treinta centros, reciben educación y formación técnica.
Segundo Montes
Segundo Montes, (56), español. Doctor en Antropología 
Social, educador por vocación, escritor. Desde 1984 s
e dedica incansablemente a los desplazados de guerra, a
quienes visita en Honduras, Nicaragua y Estados Unidos. 
Su trabajo científico y humanitario atrae la atención internac
ional. Sus escritos y conferencias desnudan la cruda r
ealidad salvadoreña.
Juan Ramón Moreno Pardo (Pardito)
Juan Ramón Moreno Pardo (56), español. Estudia Filosofía en
Ecuador y Teología en Estados Unidos. Su inteligencia y a
gudeza le permiten adquirir una vasta cultura. 
Es formador de estudiantes, seminaristas, novicios y 
un incansable predicador de ejercicios espirituales.

 
Elba Julia Ramos e sua figlia Celina Maricet Ramos
Trabajadoras domésticas de la universidad. Julia Elba Ramos (42), madre de dos hijos y esposa de Obdulio, el casero de la c
omunidad, es discreta, intuitiva, dispuesta siempre para el s
ervicio, su risa alegra la cocina y el ánimo de todos. 
Celina Ramos (16), hija de Julia y Obdulio, recién t
ermina el bachillerato. Es activa, deportista, está 
enamorada y próxima a casarse. Esa noche, por temor, 
duermen en la casa de la comunidad.

El Papa: La Eucaristía, presencia real de Cristo

es

CIUDAD DEL VATICANO, 27 sep (ZENIT.org).- El Jubileo del año 2000, centrado en la persona de Cristo, es también el Jubileo de la Eucaristía, el sacramento con el que Jesús se quiso quedar con nosotros a través de la historia. Por este motivo, Juan Pablo II comenzó hoy una serie de meditaciones que continuará durante los próximos encuentros con los peregrinos del miércoles, sobre el milagro más grande de todos los tiempos.


1. Según las orientaciones delineadas en la «Tertio millennio adveniente», este año jubilar, celebración solemne de la Encarnación, tiene que ser un año «intensamente eucarístico» (TMA, 55). Por este motivo, después de haber detenido la mirada en la gloria de la Trinidad, que resplandece en el camino del hombre, comenzamos una catequesis sobre esa celebración grande
y al mismo tiempo humilde de la de la gloria divina: la Eucaristía.

Grandeza y pequeñez de la Eucaristía
Grande, pues e la expresión principal de la presencia de Cristo entre nosotros «todos los días hasta el fin del mundo» (Mateo 28, 20); humilde, pues se entrega con los signos sencillos y cotidianos del pan y del vino, la comida y la bebida ordinarias en la tierra de Jesús y en muchas otras regiones. En ese carácter cotidiano de los alimentos, la Eucaristía introduce no sólo la promesa, sino también la «prenda» de la gloria futura: «futurae gloriae nobis pignus datur» (Santo Tomás de Aquino, «Officium de festo corporis Christi»). Para comprender la grandeza del misterio eucarístico, hoy queremos considerar el tema de la gloria divina y de la acción de Dios en el mundo, ya sea que se manifieste en los grandes acontecimientos de salvación, ya sea que se esconda bajo los humildes signos que sólo puede percibir el ojo de la fe.

La gloria divina en el Antiguo Testamento
2. En el Antiguo Testamento, con la palabra hebrea «kabôd» se indica la manifestación de la gloria divina y de la presencia de Dios en la historia y en la creación. La gloria del Señor refulge en la cumbre del Sinaí, lugar de revelación de la Palabra divina (cf. Éxodo 24, 16). Está presente en la tienda santa y en la liturgia del pueblo de Dios, peregrino en el desierto (cf. Levítico 9, 23). Domina en el templo, la morada --como dice el salmista-- «en donde habita tu gloria» (Salmo 26, 8). Envuelve, como un manto de luz (cf. Isaías 60, 1), a todo el pueblo elegido: el mismo Pablo es consciente de que «los israelitas poseen la adopción de hijos, la gloria, las alianzas...» (Romanos 9, 4).

3. Esta gloria divina, que se manifiesta de manera especial en Israel, está presente en todo el universo, como lo escuchó proclamar el profeta Isaías a los serafines en el momento de su vocación: «¡Santo, santo, es el Señor de los ejércitos! La tierra está llena de su gloria» (Isaías 6, 3). Es más, el Señor revela a todos los pueblos su gloria, como se lee en el Salterio: «Todos los pueblos contemplan su gloria» (Salmo 97, 6). La luz de la gloria, por tanto, es universal, de modo que toda la humanidad puede descubrir la presencia divina en el cosmos.

La plenitud de la gloria: Cristo
En Cristo, sobre todo, se cumple esta manifestación, pues él es el «resplandor de la gloria» divina (Hebreos, 1, 3). Y lo es también a través de sus obras, como testimonia el evangelista Juan ante el signo de Caná: Cristo «manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él» (Juan 2, 11). Él irradia también la gloria divina a través de su palabra, que es Palabra divina: «Yo les he dado tu Palabra», dice Jesús al Padre; «yo les he dado la gloria que tú me diste» (Juan 17, 14. 22). Cristo manifiesta la gloria divina más radicalmente a través de su humanidad, asumida en la encarnación: «Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad» (Juan 1, 14).

Presencia de Cristo
4. La revelación terrena de la gloria divina alcanza su cumbre en la Pascua que, especialmente en los escritos de san Juan y de san Pablo es descrita como una glorificación de Cristo a la derecha del Padre (cf. Juan 12, 23; 13, 31; 17, 1; Filipenses 2, 6-11; Colosenses 3, 1; 1 Timoteo 3, 16). Ahora, el misterio pascual, expresión de la «perfecta glorificación de Dios» («Sacrosanctum Concilium», 7), se perpetua en el sacrificio eucarístico, memorial de la muerte y resurrección confiado por Cristo a la Iglesia, su amada esposa, (cf. «Sacrosanctum Concilium», 47). Con el mandamiento «Haced esto en conmemoración mía» (Lucas 22, 19), Jesús asegura la presencia de la gloria pascual a través de todas las celebraciones eucarísticas que salpicarán el fluir de la historia humana. «A través de la santa Eucaristía el acontecimiento de la Pascua de Cristo se expande a toda la Iglesia [...]. Con la comunión en el cuerpo y en la sangre de Cristo, los fieles crecen en la misteriosa divinización que, gracias al Espíritu Santo, les hace habitar en el Hijo como hijos del Padre» (Juan Pablo II y Moran Mar Ignatius Zakka I Iwas, Declaración Común 23-6-1984, n. 6: EV 9, 842).

La respuesta del hombre
5. No cabe duda de que la celebración más elevada de la gloria divina tiene lugar hoy en la liturgia. «Dado que la muerte de Cristo en la cruz y la resurrección constituyen el contenido de la vida cotidiana de la Iglesia y la prenda de su Pascua eterna, la liturgia tiene como primera tarea volvernos a llevar por el camino pascual abierto por Cristo, en el que se acepta morir para entrar en la vida» (Carta apostólica «Vicesimus quintus annus», 6). Esta tarea se ejerce sobre todo por medio de la celebración de la Eucaristía, que hace presente la Pascua de Cristo y comunica su dinamismo a los fieles. Así, el culto cristiano se convierte en la expresión más viva del encuentro entre la gloria divina y la glorificación que sale de los labios y del corazón del hombre. A la «gloria del Señor que llena la morada» del templo con su presencia luminosa (cf. Éxodo 40, 34) le tiene que corresponder nuestra «glorificación del señor con espíritu generoso» (Sirácida 35, 7).

La existencia del hombre: glorificación de Dios
6. Como nos recuerda san Pablo, tenemos que glorificar también a Dios en nuestro cuerpo, es decir, con toda la existencia, pues nuestro cuerpo es templo del Espíritu que está en nosotros (cf. 1 Corintios 6, 19. 20). Desde esta perspectiva, se puede hablar también de una celebración cósmica de la gloria divina. El mundo creado, «tan a menudo desfigurado por el egoísmo y la avidez», tiene en sí «la potencialidad eucarística»: «está destinado a ser asumido en la Eucaristía del Señor, en su Pascua presente en el sacrificio del altar» («Orientale Lumen» 11). A ese aleteo de la gloria del Señor, que está «por encima de los cielos» (Salmo 113, 4) y se irradia en el universo, le corresponde, como contrapunto de armonía, la alabanza de toda la creación de modo que «Dios sea glorificado en todo por Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén» (1 Pedro 4, 11).

viernes, 1 de abril de 2011

En el siglo XX fueron asesinados 45 millones de cristianos


"Sangre de mártires, semilla de cristianos". El viejo refrán católico se ha cumplido con creces a lo largo de toda la historia del cristianismo. Desde los tiempos de Nerón y el incendio de Roma, pasando por las persecuciones y las catacumbas, hasta hoy mismo. En menos de una semana fueron asesinados tres curas católicos en diferentes países del mundo. No en vano el teólogo y demógrafo católico, David Barreto, asegura que sólo en el siglo XX fueron asesinados 45 millones de cristianos, según cuenta Irene Hdez. Velasco en El Mundo.

Veinte siglos después de Nerón, los cristianos siguen siendo perseguidos en muchos lugares del mundo y siguen muriendo como mártires. El pasado domingo, un sacerdote italiano llamado Andrea Santero que se encontraba de rodillas rezando ante un altar era asesinado en Turquía de un tiro por un joven de 16 años que quería vengarse así por la publicación por parte de varios medios de comunicación europeos de unas caricaturas de Mahoma que muchos musulmanes consideran ofensivas.

«Tengo intención de abrirle un proceso de beatificación y de canonización. Estoy convencido de que en el sacrificio de don Andrea se dan todos los elementos del martirio cristiano», anunciaba ayer el cardenal Camilo Ruini durante los funerales en Roma del sacerdote.

El teólogo estadounidense David Barreto, director de la Enciclopedia del Mundo Cristiano y considerado como uno de los mayores demógrafos religiosos, considera que sólo en el siglo XX unos 45 millones de cristianos fueron asesinados en el mundo por motivos religiosos.«Con frecuencia se olvida que los cristianos son el grupo humano más perseguido del mundo en términos absolutos», señalaba en mayo pasado el cardenal Renato Martino durante la presentación del último Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo realizado por la organización Ayuda a la Iglesia.

En Sudán, por ejemplo, se considera «constitucional» la crucifixión de aquellos musulmanes que se convierten al cristianismo, según ha sentenciado el más alto tribunal del país. En Pakistán, un grupo compuesto por unas 20 personas atacaba el pasado lunes la iglesia católica Kawanlit, en el distrito di Sialkot, y le rompía las piernas a una mujer de 70 años y hería gravemente a otra de 50. En Arabia Saudí está prohibida la libertad de expresión a todas las religiones, menos al islam. De hecho Irán, Pakistán y Arabia Saudí son países que castigan con la cárcel y la tortura a quienes no acatan las leyes coránicas.

En Kosovo, entre 1999 y 2004, se calcula que fueron destruidos cerca de 150 edificios católicos entre iglesias, seminarios, conventos y palacios obispales, mientras que paralelamente han sido construidas 200 mezquitas. En Kano, la ciudad más grande de Nigeria septentrional, más de 200 personas murieron en el año 2004 en uno de los muchos encontronazos entre cristianos y musulmanes que se suelen registrar.

Y el clima de intolerancia contra los cristianos se ha agravado aún más en muchos países de mayoría islámica tras la polémica desatada por las viñetas de Mahoma. «Poco importa que los autores de esas caricaturas estén probablemente lejos de los principios cristianos. Para una minoría de musulmanes intransigentes, Occidente significa cristiandad porque conciben el mundo en términos de lucha entre religiones. Es difíciles hacerles entender que muchas leyes occidentales, desde el aborto al divorcio, son seculares», afirma en declaraciones al diario Il Corriere della Sera Salim Kalil Samir, un sacerdote jesuita de origen egipcio que da clases en el Pontificio Instituto Oriental de Roma y en la Universidad San José en Beirut.
China y Corea

Desde que en 1953 fuera instaurada la dictadura comunista en Corea del Norte, han desaparecido 300.000 cristianos. En China, los católicos son acusados de no ser «buenos ciudadanos». Beijing admite que, sólo en los últimos tres años, cerca de 230 funcionarios del Partido Comunista que se habían convertido al cristianismo han sido despedidos. Y sigue habiendo 19 obispos desaparecidos o secuestrados, nueve de los cuales se sabe que están encerrados en campos de trabajo, acusados de difundir «supersticiones feudales».De hecho a principios de 2005 murió monseñor Gao Kexian, un sacerdote encerrado durante cinco años y condenado a trabajos forzados por hacer proselitismo de la religión cristiana.

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Beato Miguel Agustín Pro, mártir

jueves, 3 de febrero de 2011

BEATOS SANTIAGO DE SALES Y GUILLERMO SALTAMOQUIO († 1593)

Santiago de Sales, insigne teólogo, y Guillermo Saltamoquio, humilde hermano lego, ambos de la Compañía de Jesús, pertenecen al número de las víctimas de los hugonotes en las guerras religiosas de Francia de la segunda mitad del siglo XVI, y por haber sido sacrificados precisamente en defensa de la misa, son designados como mártires de la Eucaristía.

Santiago de Sales nació en marzo de 1556 en Leroux, diócesis de Clermont, en Francia. Su padre estaba en buenas relaciones con el obispo, por lo cual éste le sufragó los gastos para sus estudios en el colegio de Billom, de los jesuitas. A los cuatro años sintióse llamado a la Compañía de Jesús, y así, contando diecisiete de edad, entró en el noviciado. Después de su primera profesión, en 1575, obtuvo el diploma de maestro en Artes en el célebre colegio de Clermont y, ordenado sacerdote en abril de 1585, hizo finalmente la última profesión de cuatro votos, característica de la Compañía de Jesús. Destinado a la enseñanza de la filosofía en la universidad de Pont-a-Mousson, comenzó a brillar extraordinariamente por sus cualidades intelectuales, por lo cual, en 1587, por un privilegio especial, recibió la borla de doctor en teología.

Ya en este tiempo se distinguió de un modo especial por su encendido amor a la Eucaristía, a lo cual se añadía un ansia extraordinaria del martirio. Por esto, decidiese al fin a suplicar a sus superiores el destino a las Indias, a lo cual, según se refiere, le respondió el R. P. General, Claudio Aquaviva, que "él encontraría en Francia todo lo que podían ofrecerle las Indias". Bien pronto, pues, lo puso la obediencia en situación de ejercitar su celo apostólico. Habían pedido en 1590 desde Lyon un padre celoso y bien preparado teológicamente y, en efecto, fue enviado el padre Sales. Dio, pues, en Tournon un curso de teología, pero al mismo tiempo se industrió para ejercitar el apostolado, del que resultó la conversión del joven Claudio de Bane, quien, a su vez, fue luego decidido apóstol católico. Por otro lado, predicó una cuaresma en 1591 y comenzó a redactar un tratado teológico sobre la Eucaristía.

Hallábase, pues, el P. Santiago Sales en medio de los primeros fervores de su vida de profesor y apóstol, cuando en noviembre de 1592 fue enviado a Aubenas a petición del gobernador de la ciudad. Allí lo esperaba el ángel del Señor para premiarlo con la corona del martirio.

Su compañero de martirio, Guillermo Saltamoquio, era hijo de un sencillo comerciante italiano y de una madre francesa. Habiendo entrado en la Compañía de Jesús en el grado de coadjutor temporal, era sumamente sencillo, pero muy piadoso y entregado por completo al cumplimiento de los diversos empleos en que lo puso la obediencia. En esta forma había recorrido las casas de Pont-a-Mousson, Verdun y Lyon y había llegado poco antes a Tournon, donde la obediencia lo designó como compañero del P. Sales en su misión a Aubenas. A semejanza del P. Sales, distinguíase el ejemplar hermano por una especialísima y tierna devoción a la Sagrada Eucaristía.





Llegados a Aubenas ambos religiosos, fueron muy bien acogidos por el gobernador, si bien era bien conocido de todos que la población era uno de los baluartes de los hugonotes y que éstos se hallaban en gran excitación por el giro que iba tomando la cuestión religiosa en Francia, nada favorable a su causa. El domingo, día 29 de noviembre de 1592, el P. Santiago Sales comenzó sus conferencias o sermones, sabiendo perfectamente que entre sus oyentes había muchos hugonotes. La impresión que todos recibieron fue de una erudición pasmosa, pero juntamente de un gran respeto a la opinión de otros. Por esto, terminadas las predicaciones con gran satisfacción de todos, pidió el gobernador al P. Sales que continuara con ellos hasta la Cuaresma. Accedió a ello el padre, y durante este intervalo dio algunas misiones en las poblaciones vecinas, Largientiére, Chassiers y otras. En Ruoms se organizó una discusión pública entre el P. Sales y Pedro Labat, jefe local de los hugonotes, pero a última hora éste no compareció, por lo cual sus partidarios quedaron humillados.

Con todo esto, el ambiente, ya muy tenso, se fue cargando hasta lo sumo y llegó el momento de estallar. Los triunfos que iba obteniendo el jesuita P. Sales habían ido excitando más y más a Pedro Labat y a todos los hugonotes, muy poderosos en aquella región. Así, pues, ante el presentimiento de la nueva derrota que les aguardaba en aquella discusión, Labat no quiso presentarse, pero decidió dar rápidamente un golpe de mano. Movió, pues, al señor de Chambad, jefe de los hugonotes de Vivarais, para que, cayendo de repente sobre Aubenas, se apoderaran de la población y prendieran a los jesuitas. El P. Sales tuvo noticia o una especie de intuición de lo que les amenazaba. Volvió, pues, rápidamente a Aubenas y dedicóse con más celo que nunca a enfervorizar a los católicos y a la conversión de los herejes.

La tarde del 5 de febrero de 1593, después de muchos esfuerzos, obtuvo un gran triunfo con la conversión de una distinguida dama, Judith de la Teule, pero el sábado, 6 de febrero, en las primeras horas del día, el padre y el hermano fueron despertados por un gran griterío y estruendo de armas fuera de las murallas de la ciudad. Grandes pelotones de caballería hugonote estaban forzando la puerta. Al tener, pues, noticia de lo que estaba ocurriendo, el P. Sales y el hermano Saltamoquio acudieron con la mayor rapidez a la iglesia para impedir se cometiera ningún sacrilegio. El P. Sales dio la comunión al hermano y consumió lo que restaba.

Sea porque se abrieran camino por la fuerza, sea por la traición de alguno, los hugonotes realizaron su entrada en la población y, naturalmente, no tardaron mucho en descubrir al P. Sales, a quien con reconcentrado odio buscaban. Al punto fueron apresados los dos jesuitas. Mas como les exigieran que les entregaran todo el dinero y el padre no les diera más que unos sueldos, esto exasperó a los captores. Fueron, pues, arrastrados brutalmente y conducidos ante una especie de tribunal de ministros hugonotes o calvinistas, entre los cuales se encontraba Pedro Labat, quien, ciego de odio contra el P. Sales, quiso tomar de él sangrienta venganza.

Después de haberles colmado de toda clase de injurias y haberles hecho objeto del trato más indigno durante el resto del sábado y la noche siguiente, resolvieron celebrar su triunfo el domingo por medio de un simulacro de discusión teológica. Organizóse, en efecto, esta discusión. Labat dijo en ella todo lo que le vino a la boca, y cuando el P. Sales empezó a dar claras pruebas de su absoluta superioridad dialéctica y a tocar el tema dé la Eucaristía, se lanzaron como fieras sobre él, lo arrastraron fuera de la ciudad y martirizaron bárbaramente, disparando contra él a quemarropa un arcabuz.

Su compañero, Guillermo Saltamoquio, aunque el padre Sales le había indicado que escapara y tuvo oportunidad de hacerlo, no quiso separarse de su lado, proclamando que quería morir con él en defensa de la Eucaristía. Al caer mortalmente herido el P. Sales, la chusma se abalanzó contra ellos y sació su odio en sus cuerpos con las mayores brutalidades. El fiel hermano extendió sus brazos sobre el P. Sales, y cuando posteriormente se examinó su cuerpo, se vio que había recibido dieciséis heridas de diversas armas.

BERNARDINO LLORCA, S. I. - Mercaba.com

viernes, 28 de enero de 2011

El padre Jerzy Popiełuszko. Polacos celebran la beatificación de un sacerdote mártir del comunismo

El padre Jerzy Popiełuszko fue beatificado este domingo

VARSOVIA, lunes 7 de junio de 2010 (ZENIT.org) El padre Jerzy Popiełuszko “con las únicas armas espirituales de la verdad, de la justicia y de la caridad buscó mantener y testimoniar la libertad de su conciencia de ciudadano y sacerdote”.

Así lo dijo ayer monseñor Ángelo Amato, SDB, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, durante la misa de beatificación de este sacerdote polaco, que presidió en representación del Papa Benedicto XVI.

La beatificación se celebró en la plaza Maresciallo Józef Pilsudski de la ciudad polaca de Varsovia.

El padre Popiełuszko era el capellán de Solidarność (en español, Solidaridad), una federación sindical autónoma e independiente polaca, nacida de las luchas obreras y campesinas por la libertad sindical y en contra del Estado socialista. El sacerdote fue asesinado por el régimen comunista en 1984.

Multitudinaria misa

Antes de la misa, se rezó un rosario que fue presidido por Marianna Popiełuszko, madre del nuevo sacerdote beato.

En la celebración participaron fieles de diferentes lugares de Polonia, así como miembros de Solidarność.

En la plaza ondeaban las banderas de este sindicato y se percibía el entusiasmo y el fervor de los miles de fieles polacos.

Cerca de cien obispos, (varios de ellos arzobispos y cardenales), concelebraron esta eucaristía. Entre ellos se encontraba monseñor Wiliam Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

También los cardenales Stanisław Dziwisz, Józef Glemp, Franciszek Macharski, Henryk Gulbinowicz, Adam Maida y Kazimierz Świątek, así como el arzobispo Józef Kowalczyk, nuncio apostólico en Polonia, y el nuevo primado de ese país, monseñor Kazimierz Nycz, arzobispo de Varsovia.

Igualmente concelebraron algunos prelados de los países de República Checa, Lituania, Bielorrusia y Ucrania.

“El beato es el patrón de la solidaridad social y de todos los que dan testimonio de la verdad”, dijo en diálogo con ZENIT Janusz Śniadek, actual presidente de Solidarność.

Monseñor Amato aseguró en su homilía que el sacrificio de este sacerdote “no fue una derrota”. “Sus verdugos no pudieron asesinar la Verdad”, prosiguió el prelado.

“La trágica muerte de nuestro mártir, de hecho, fue el inicio de una conversión general de los corazones al Evangelio”, aseguró, y añadió que “la muerte de los mártires es, de hecho, la semilla para los cristianos”.

Después de la misa de beatificación, las reliquias del padre Popiełuszko fueron trasladadas en una procesión de 14 kilómetros.

Grano de trigo

El padre Jerzy Popieluszko nació el 14 de septiembre en Okopy, provincia de Bialystok al noreste de Polonia.

En 1965 entró en el seminario mayor de Varsovia y al año siguiente prestó el servicio militar. Los comunistas desarrollaban una obra de adoctrinamiento antieclesial y antieligioso que buscaba retirar de los seminarios el mayor número de aspirantes.

En este tiempo, Popieluszko fue objeto de grandes persecuciones que comenzaron a debilitar su estado de salud.

Recibió la ordenación sacerdotal en 1972 por el entonces primado de Polonia, el cardenal Stefan Wyszyński.

En sus homilías, se caracterizaba por afrontar temas religiosos y espirituales. Recurría frecuentemente a la doctrina social de la Iglesia y así trataba también temas de actualidad.

El 19 de octubre fue secuestrado y asesinado por funcionarios del Servicio de Seguridad del régimen comunista. En su funeral, participaron más de mil sacerdotes y decenas de miles de fieles.

Su tumba se encuentra en la iglesia de San Etanislao Kostka, en la capital polaca, y ha sido visitada por unos 18 millones de peregrinos.



[Por Mariusz Frukacz, traducción del italiano por Carmen Elena Villa]

domingo, 16 de enero de 2011

Niña mártir de la Eucaristía inspira a un obispo

Por amor a la Eucaristía


Unos meses antes de su muerte el Obispo Fulton J. Sheen fue entrevistado por la televisión nacional: "Obispo Sheen, usted inspiró a millones de personas en todo el mundo. ¿Quien lo inspiró a usted? ¿Fue acaso un Papa?".

El Obispo Sheen respondió que su mayor inspiración no fue un Papa, ni un Cardenal, u otro Obispo, y ni siquiera fue un sacerdote o monja. Fue una niña China de once años de edad.

Explicó que cuando los comunistas se apoderaron de China, encarcelaron a un sacerdote en su propia rectoría cerca de la Iglesia. El sacerdote observó aterrado desde su ventana como los Comunistas penetraron en la iglesia y se dirigieron al santuario. Llenos de odio profanaron el tabernáculo, tomaron el copón y lo tiraron al piso, esparciendo las Hostias Consagradas. Eran tiempos de persecución y el sacerdote sabía exactamente cuantas Hostias contenía el copón: Treinta y dos.

Cuando los comunistas se retiraron, tal vez no se dieron cuenta, o no prestaron atención a una niñita que rezaba en la parte de atrás de la iglesia, la cual vio todo lo sucedido. Esa noche la pequeña regresó y, evadiendo la guardia apostada en la rectoría, entró a la iglesia. Allí hizo una hora santa de oración, un acto de amor para reparar el acto de odio. Después de su hora santa, se adentró al santuario, se arrodilló, e inclinándose hacia delante, con su lengua recibió a Jesús en la Sagrada Comunión. (en aquel tiempo no se permitía a los laicos tocar la Eucaristía con sus manos).

La pequeña continuó regresando cada noche, haciendo su hora santa y recibiendo a Jesús Eucarístico en su lengua. En la trigésima segunda noche, después de haber consumido la última Hostia, accidentalmente hizo un ruido que despertó al guardia. Este corrió detrás de ella, la agarró, y la golpeó hasta matarla con la culata de su rifle.

Este acto de martirio heroico fue presenciado por el sacerdote mientras, sumamente abatido, miraba desde la ventana de su cuarto convertido en celda.

Cuando el Obispo Sheen escuchó el relato, se inspiró a tal grado que prometió a Dios que haría una hora santa de oración frente a Jesús Sacramentado todos los días, por el resto de su vida. Si aquella pequeñita pudo dar testimonio con su vida de la real y hermosa Presencia de su Salvador en el Santísimo Sacramento, entonces el obispo se veía obligado a lo mismo. Su único deseo desde entonces sería, atraer el mundo al Corazón Ardiente de Jesús en el Santísimo Sacramento.

La pequeña le enseñó al Obispo el verdadero valor y celo que se debe tener por la Eucaristía; como la fe puede sobreponerse a todo miedo y como el verdadero amor a Jesús en la Eucaristía debe trascender a la vida misma.

Lo que se esconde en la Hostia Sagrada es la gloria de Su amor. Todo lo creado es un reflejo de la realidad suprema que es Jesucristo. El sol en el cielo es tan solo un símbolo del hijo de Dios en el Santísimo Sacramento. Por eso es que muchas custodias imitan los rayos de sol. Como el sol es la fuente natural de toda energía, el Santísimo Sacramento es la fuente sobrenatural de toda gracia y amor.

JESUS es el Santísimo Sacramento, la Luz del mundo.


Extracto de un artículo “Let the Son Shine" por el Rev. Martin Lucía

Fuente: Corazones.org

Su Santidad el Papa Benedicto XVI

Su Santidad el Papa Benedicto XVI
el viernes 17 de septiembre del 2010 y aprecia los nichos de los mártires del siglo XX, incluyendo a Mons. Romero Abadía de Westminster en Londres